martes, 19 de mayo de 2009

A Carlota

Morenita mía,
rosadita,
tú sonrisa enciende mi vida.
Tus ojitos,
desde el primer encuentro,
me miran y miran.

Tú mano en mi cara.
Cómo pudiera soñar
la magia del roce
de tus pequeños deditos,
descubriendo mi rostro.
Contacto profundo,
admirada en cada gesto.

Tú cabeza en mi hombro.
Abruma el calor
que me das,
y que transporta velozmente
infinitos sentimientos.

Pierdo en tí mi mirada,
en la traquilidad de la tarde,
y la inquietud se transforma
en sosiego.

Tús ojos se cierran,
y en mi regazo reposas tú cabeza.
Te contemplo,
mientras dormida te quedas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario