martes, 16 de junio de 2009

No te daré mi alma

Tendrás mis manos
cuando las quieras,
tendrás mis labios,
si los deseas.

Tendrás mi piel,
cada pliegue
cada hueso,
todo,
y tendrás también
mi sabor
mi aroma
mi sudor
por estar tan cerca.

Pero no te daré mi alma,
no podrás ni rozarla,
no llegarás ni a su puerta.

No me la pidas,
porque no la mereces.
No intentes ni acercarte a ella.
Estás perdido,
porque no te cuenta
lo que soy,
lo que siento.
No lo sabes,
no lo intuyes
y al contrario que con la piel,
no lo hueles y vas a ciegas.

¿Cuánto vale un alma
para entregarla
sin medida?
Completa.
Podrías herirla.
¿Lo entiendes verdad?

Si la hubieras buscado
con la locura con que yo te buscaba
te la hubiera entregado.
Te hubiera dejado mi alma
en tus manos.
Sin miedo,
para que la hubieras amado,
poseído,
como yo quería,
como habría esperado.

miércoles, 3 de junio de 2009

Te guardaré

Aún perdura tu olor en mis manos,
en mi pelo,
en mis labios.

Tus pensamientos,
por fin expresados.
Amo la forma en que los cuentas,
como sientes,
como de las pequeñas cosas te llenas.

Como me besas,
tú olor,
tú respiración.
Como me miras ...

Al escucharte,
atenta,
mis ojos se abren,
y también mi espíritu se despierta.
Me llevas a tantos mundos,
tantos otros ángulos
que en el camino,
si no es por tí,
hubiera dejado.

Tenías razón,
con el tiempo olvidé todas mis pasiones.
En lo más profundo de mí yacen o mueren.
Ahora, no puedo escucharlas,
porque no las dejé vivir durante los últimos años.
Me entristece no poder hablarte de ellas,
con la misma fuerza
con la que un día en mí nacieron.
Pero desde hoy - te digo -
que es mi deseo vivirlas todas.
Dejar al fuego que corra.

No quiero perder más vida,
no quiero apagar mis pasiones,
recuperaré las pérdidas
y las nuevas, que gozen de cada uno
de mis nuevos días.

Lo mejor fue
que un día te cruzaste en mi camino.
Quédate allí el resto de mi vida
- sólo eso te pido.
Donde pueda volver y encontrarte,
donde pueda sentirte y vivirte,
cuando aquí no estés.

Te guardaré en un lugar muy dulce,
muy adentro,
en mi corazón,
en mi mente,
y también te guardará mi cuerpo.

Madre

Madre,
toda tú,
mi madre.

Como naturaleza en esplendor de fertilidad,
así nos engendraste.
De un amor insoportable por su grandeza,
un día fuimos seres que a tus brazos se asían.

Nos has cuidado,
como árbol fuerte, robusto,
que parece perenne.

Diste tus flores
y has mimado cada uno
de tus frutos.
Con tu calor,
como el calor del sol,
así crecimos.

Tú entrega,
como la madre tierra,
que se nos da cada día.
Tu sombra,
tranquila,
siempre detrás.

Cuánto amor
sin nada a cambio.

Como suelo firme,
cada día,
hemos tenido tu don de ser roca,
donde pisar en la noche,
donde agarrarnos
cuando estamos perdidos.

Tú valor,
aferrado a lo importante,
sin vanalidades,
puro,
auténtico,
y en el tiempo perdurable.
Demostrándonos con ello,
que merece la pena
nuestro esfuerzo.

No hay mil vidas
para imitarte,
para ser como tú,
madre.
No hay palabras
que describan como lo haces,
de dónde tanto amor,
de dónde tanto amor te nace.

lunes, 1 de junio de 2009

A veces me inspiras

A veces me inspiras,
tú me inspiras.

Como la suave brisa
que en la tarde mueve mi pelo,
y me empuja a coger un lápiz
y escribirte esto.

Como el ruido de la hierba
que baila con las flores
y recostada en ella
cosquillea mis dedos.

Como el agua de lluvia
que gotea en la ventana,
mientras apoyo mi frente
en el frio cristal
y respiro.

Luego,
busco tus ojos para tenerlo todo.
Y me devuelven la
inspiración de mi vida.

A veces me inspiras.

Cuando hablas,
tu voz me inunda.

Miro como te mueves,
tus manos,
tus gestos,
tu cuerpo ...
Todo de tí me inspira.

En este momento,
creo que podría vivir sin nada,
pero no sin tus caricias.
No sin esa mirada que tanto me provoca.

No, porque perdería lo que llena mis sentidos,
y toda la inspiración se esfumaría.

Quiero que me inspires cada día.