miércoles, 3 de junio de 2009

Madre

Madre,
toda tú,
mi madre.

Como naturaleza en esplendor de fertilidad,
así nos engendraste.
De un amor insoportable por su grandeza,
un día fuimos seres que a tus brazos se asían.

Nos has cuidado,
como árbol fuerte, robusto,
que parece perenne.

Diste tus flores
y has mimado cada uno
de tus frutos.
Con tu calor,
como el calor del sol,
así crecimos.

Tú entrega,
como la madre tierra,
que se nos da cada día.
Tu sombra,
tranquila,
siempre detrás.

Cuánto amor
sin nada a cambio.

Como suelo firme,
cada día,
hemos tenido tu don de ser roca,
donde pisar en la noche,
donde agarrarnos
cuando estamos perdidos.

Tú valor,
aferrado a lo importante,
sin vanalidades,
puro,
auténtico,
y en el tiempo perdurable.
Demostrándonos con ello,
que merece la pena
nuestro esfuerzo.

No hay mil vidas
para imitarte,
para ser como tú,
madre.
No hay palabras
que describan como lo haces,
de dónde tanto amor,
de dónde tanto amor te nace.

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