martes, 24 de marzo de 2009

Al calor de la arena

Acostados sobre la arena
baja el sol por mis pies,
mientras tu mano
sube hacía mi cuello,
pintando de arena mi cuerpo.

Ciega, del sol y el calor,
y tú silueta negra a mi lado.
Dejamos la brisa pasar
entre nuestros cuerpos,
camino hacía el mar.

Y no nos movemos,
mientras se pierde el sol
por nuestros dedos.

La arena corre por tu piel,
tostada,
ya seca del agua salada.
Y al caer la tarde,
me duermo en tu pecho
y llevo tu mano a mi pelo.

Con las primeras estrellas,
corre más brisa
entre nuestros cuerpos,
que se enfrían,
sobre la arena,
que todavía caliente,
nos quema.

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